Tener una idea y no saber expresarla, es lo mismo que no tener idea o incluso peor por la imagen negativa que se proyecta. Comunicar bien la idea de un proyecto o servicio es clave para que consiga tener éxito. Como dice Miguel Ángel Guisado, “ser un buen comunicador debe ir en los genes de tu profesión”.
Saber hablar en público de forma eficaz ayuda en el rendimiento académico y en el mundo laboral; incluido el social, por supuesto. Transmitir un mensaje, idea, proyecto, etc. con claridad, convicción y elegancia, ya no es necesidad de unos pocos. Quizá esa era la situación hace varios siglos de maestros, sacerdotes… Hoy en día casi todas las personas necesitan expresarse con eficacia: el estudiante en examen, el empresario en presentaciones o reuniones, el político en todas sus acciones y tantos otros casos más.
Si lo que quieres es ser un buen líder, aumentar tu influencia, prestigio y habilidad para lograr que las cosas se realicen o despertar entusiasmo entre la gente, necesitas superar ciertas actitudes limitantes que llegamos incluso a considerar “naturales” y que te entorpecen en el desempeño de tu vida.
Podemos destacar como beneficios, entre muchos, los siguientes: pensamiento estratégico, agilidad mental, atención, comunicación, persuasión, capacidad de reacción, seguridad, organización, autoestima, seguridad escénica, fluidez de palabras, alto conocimiento general y capacidad de investigación, mayor reconocimiento, mejora de tu imagen profesional…